
"Mi negocio" No tengo suficiente dinero para invertir en mi negocio. Enviudé hace veintisiete años y tuve que levantar sola a mis ocho hijos. Quisiera que mi negocio creciera para dejarlo en sus manos.

"Haberme juntado con malas juntas" Me juzgaron por venta de drogas; los policías me la sembraron. Mi condena es por seis años y ocho meses. Ahora solo me toca esperar y ver a dónde me van a mandar. Aquí he visto cosas horribles, pero lo peor fue ver el asesinato de una mujer en la celda de al lado.

"No tengo jaula" Amo todo y a todos. Soy hippie, soy libre. Todo me apasiona.

"Ya no tengo jaula" Estuve separada de mis hijos doce años. Vine a USA para trabajar y poder mantenerlos. Por falta de papeles, no podía salir del país a visitarlos. Mis hijos y mi nieto ya están aquí. Me siento libre.

"La sociedad, el machismo" No entiendo por qué hay que depilarse o maquillarse. Uno debe tener la libertad de hacer lo que a uno le plazca.

"Mi esquizofrenia" Mis perros me ayudan a sobreponerme todos los días. Ellos le corresponden a mis sentimientos y emociones.

"La pobreza" Víctima de violencia doméstica e incesto. Sufrió de bulimia y abuso de drogas. Se mudó a Los Ángeles para poder pasar el invierno.

"Mi salud" Me dedico a la prostitución, ya que es lo único que puedo hacer. Diariamente me llaman "puta despreciable". Muchas veces me piden cosas que no quiero hacer, entonces me voy. Tengo mis principios. Quien tenga esta vida no significa que no tenga dignidad.

"Haber sido abusada sexualmente" Era solo una niña de ocho años. He sufrido mucho, no necesito de los hombres. No he podido perdonar a mi agresor.

"No haber tenido hijos" La vida me dio una bofetada cuando me quitó a mi marido: él era todo para mí. Enfermó de Alzheimer y me dediqué a cuidarlo sus últimos siete años de vida. Ahora estoy sola, no le importo un carajo a nadie.

"No tengo jaula" Desde pequeña supe que quería ser monja. Tenía visiones: me veía vestida con el hábito, rezando a los pies de la Virgen María. Estoy consagrada de corazón.

"No lo puedo decir" Es una excentricidad que me ha acompañado toda mi vida. Viaja conmigo a todas partes. No es pecado, pero me da vergüenza y estoy segura de que se va a ir a la tumba conmigo.